Salvador Soler

Canción del elegido de Silvio Rodríguez

 

"Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí.
Pero mi historia es difícil,
no voy a hablarles de un hombre común.
Yo haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.

Nació de una tormenta,
en el sol de una noche
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta,
buscando agua potable.
Quizás buscando la vida,
buscando la muerte, eso nunca se sabe...
quizás buscado siluetas
o algo semejante que fuera adorable,
o por lo menos, querible...
amable (...)".

 

Salvador Soler A Salvador Soler no le gustaría nada que estuviéramos hablando de él desde una página web, pero creemos que todo aquel que se interese por la Fundación debería saber quién era el hombre que le da nombre. Un ser humano muy humano, de baja estatura y altas metas morales, es el ejemplo de cómo una persona normal convirtió su vida, y la de todos los que le rodearon, en algo excepcional cada minuto, cada segundo, cada mirada, cada comentario… Ingeniero, nacido en Mislata (Valencia) el 11 de noviembre de 1941 en el seno de una familia humilde, enseguida destacó entre todos los alumnos por su brillantez académica y su tesón. Con 18 años se trasladó a vivir a Madrid donde cursó los estudios Ingeniería Electromecánica en el ICAI. Al finalizar los estudios desempeñó distintos trabajos de ingeniería en Reinosa, Ferrol y, finalmente, Madrid, donde siguió ejerciendo su profesión en distintas empresas hasta el año 2007, fecha en la que se jubila. Fallece el siete de febrero de 2009.

Primeros pasos en Caminar

Durante más de 20 años, SalvadorSoler ha formado parte de la Asociación Caminar y ha participado de casi todas las formas posibles. Desde antes de su constitución oficial, junto a un grupo de personas con las mismas inquietudes que él, provocó los primeros acercamientos a la población chabolista del Pozo del Huevo (Madrid) que más tarde fueron realojados en el edificio Sáenz de Oíza, en el distrito de Moratalaz. Conmovidos, decidieron crear la Asociación para canalizar todo el trabajo que estaban realizando. Tras la constitución oficial en 1988 llegó a ser Miembro de la Junta Directiva y más tarde Presidente, vocal, vicepresidente e impulsor de la nueva etapa de la Asociación que centraba la acción en una visión más comunitaria y participativa.Y es que, a Salvador le interesaba el contacto con las personas, por eso dejó todos los cargos y pasó a la acción directa con la gente del barrio como educador de calle con adultos, intermediario laboral… Toda una labor a favor de la integración y la formación de los habitantes del edificio Saénz de Oíza en el engranaje de la sociedad que prolongó hasta el año 2007.

Enérgico sin fronteras

Para hablar de su implicación en la ONG Energía Sin Fronteras, nadie mejor que su amigo y presidente de la organización, José María Arraiza:

"Mi relación más destacable con Salvador Soler se circunscribe a las actividades y opiniones que compartimos en relación con el trabajo solidario. Para mí, Salvador ha sido una persona que me he encontrado siempre que he tenido la oportunidad de participar o promover iniciativas solidarias, como fue la puesta en marcha del Aula de Solidaridad o la creación de Energía sin Fronteras.En ambas organizaciones fue un voluntario entusiasta, imaginativo y con buen criterio. El rasgo que siempre me ha parecido más destacado de su personalidad es su generosidad. No obstante, para mí, Salvador siempre mostró dos virtudes que le caracterizaban mejor: su sencillez y cercanía, que son valores envidiables y escasos, y de los que siempre nos dio ejemplo. Nunca buscó ser protagonista, y esto le hizo ser una persona entrañable".

Sin Justicia no hay Paz

Salvador Soler siempre buscó la justicia social, por eso simpatizó con asociaciones y partidos implicados en la lucha contra la pobreza. La idea de que el fin de la pobreza es una decisión política, caló hondo en Salvador Soler. “Era bajito –comenta Antonio Sieira, presidente del Partido Por un Mundo Más Justo - pero suponía un apoyo y un sólido soporte para su familia. Si hay una palabra que me recuerde a Salvador Soler es SOLIDEZ. Respecto al Por un Mundo Más Justo, recuerdo que le llamó la atención que unos jóvenes de 30 años decidieran formar un partido político en vez de vivir la vida como todos los demás, y se implicó muchísimo en el proyecto”.

Una persona sencilla

Padre de familia y esposo que supo encajar los golpes que da la vida con una sonrisa y disfrutar de los mejores momentos a todo pulmón. A lo largo de su vida siempre buscó la verdad, la autenticidad, y esa búsqueda le llevó a los grupos cristianos de los padres jesuitas, en los que se sentía con la libertad para compartir experiencias, reflexionar y hablar de aquello que le preocupaba entre amigos. Cristiano nada beato, la figura de Jesús le llevaba a trabajar por la justicia y a ser honesto… Graciela Amo, directora de Comunicación de la ong jesuita Entreculturas, y amiga personal de Salvador Soler sus últimos 10 años, destaca “lo excepcional de la sencillez de una persona que está en perfecta armonía con el mundo y con él mismo. Alguien que quiere cambiar el mundo y que vive en paz con esa idea. Tenía siempre sus 36 grados y medio de temperatura, y estaban llenos de una alegría serena… de estar bien y hacer estar bien”. ¿Lo que más le gustaba? “Pescar, ir a Cedeira (Galicia), leer, ir a la cine, estar con los suyos, celebrar… VIVIR”.

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